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Angustia en las procesadoras de pollo: hay casos de COVID-19 y los empleados dicen estar desinformados y desprotegidos

Trabajadores de tres compañías procesadoras de alimentos en Carolina del Norte – oriundos de México, Guatemala, Honduras y Cuba– alzan la voz para demandar mayores protecciones de sus empleadores, ayuda estatal, y acceso a pruebas e información en español.
/ Source: Telemundo

Por Milli Legrain

“En la planta no nos han dicho nada. Pero nos hemos ido dando cuenta”, dijo Rosa Gutiérrez, una empleada de Mountaire Farms, una procesadora de pollo que suma al menos 11 casos del COVID-19 en su planta de 1,600 empleados en Siler City, Carolina del Norte.

“Cuando salieron los primeros tres casos hace menos de dos semanas, la empresa puso avisos por toda la planta en tres idiomas”, dijo Gutiérrez.

Pero desde ese primer brote, la empresa no ha mantenido la comunicación sobre el aumento de casos. “Son los mismos trabajadores que nos han ido informando”, comentó Gutiérrez quien, poco a poco, ha visto cómo sus colegas se ausentan. En su departamento de ocho líneas de montaje tan solo cuatro están operando. Sus colegas no han ido a trabajar. “Por miedo”, dice.

Según ella, desde el jueves 23 de abril las autoridades comenzaron a hacer pruebas de coronavirus, pero "solo a los trabajadores sintomáticos".

Consultada por Telemundo, Cathy Bassett, representante de Mountaire Farms dijo que la intención es “evitar una situación de pánico”. “Los empleados afectados están siendo notificados. Si no han recibido una notificación es porque no han sido afectados directamente por un caso”. Pero muchos trabajadores hablan de la angustia que sienten al no saber si las personas que contrajeron el virus están en su área laboral o trabajando a su lado.

Trabajadora en una planta de pollo.
Trabajadora en una planta de pollo.Earl Dotter para Oxfam America

Según datos oficiales, hasta este sábado 25 de abril se contabilizaron 8,623 casos de COVID-19 en Carolina del Norte. En ese estado los hispanos representan un 10% de la población o 1 millón de personas. Al menos 2,709,000 personas ya se han contagiado en todo el mundo del nuevo coronavirus, que ha provocado la muerte de más de 190,000, según informó el Centro de Ciencias de Ingeniería de la Universidad Johns Hopkins.

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La situación en Carolina del Norte es solo un reflejo de la falta de protecciones que enfrentan los 250,000 hombres y mujeres que emplea la industria avícola en el país, un sector con condiciones de trabajo precarias y que depende en gran parte de mano de obra inmigrante. Según el Sindicato Internacional de Trabajadores de Procesamiento de Alimentos Comerciales (UFCW) hasta la fecha han fallecido por lo menos 10 trabajadores de plantas de procesamiento de comida en Estados Unidos debido al COVID-19.

Gutiérrez no es la única que se preocupa por esa situación. Noticias Telemundo entrevistó a ocho trabajadores en el estado de Carolina del Norte de tres empresas diferentes, todas especializadas en el procesamiento de pollo y pavo, de las cinco empresas de comida que tienen casos confirmados del COVID-19 en ese estado. Entre ellos se acumularon las inquietudes.

Trabajadores desprotegidos

Hace una semana, en Butterball, una procesadora de pavos ubicada en Mount Olive, los trabajadores informaban de al menos cuatro casos confirmados de coronavirus.

Ahora, “por culpa de la empresa”, Beatriz Alonso, la hija de una de estas trabajadoras comenta que seis miembros de su familia están infectados, incluidos tres de sus hijos. “Cada vez que oigo toser a mis hijos tengo mucho miedo”, afirmó. “Además, al ser una familia con estatus migratorio mixto, no tenemos acceso a ayuda del estado”, agregó.

Por medio de un comunicado, Butterball confirmó que ha tenido casos en la planta y que tiene “requisitos para el uso de máscaras de estilo-quirúrgico”, entre otros “protocolos de higiene”. Pero los empleados aseguran que, a diferencia de otras empresas, "Butterball solo ha ofrecido mascarillas durante la última semana". Dicen que antes de eso, los propios trabajadores vendieron tapabocas caseros a 5 dólares dentro de la planta.

Los trabajadores tanto en Butterball como en Mountaire Farms reconocen que últimamente las empresas han tomado medidas adicionales de protección. Pero dicen que son insuficientes, que llegan tarde y que siguen con miedo.

En Case Farms, otra procesadora avícola en el oeste del estado, Gregoria Rivas decidió dejar su empleo cuando le negaron el uso de una mascarilla casera. “Cuando empezó lo del COVID-19 empecé a preocuparme porque soy mamá soltera. Pensé ¿Si me pasa algo, si me llego a infectar? Fui a la enfermería a pedir guantes y mascarilla. Me negaron las dos cosas. Eso fue la tercera semana de marzo”, contó a Noticias Telemundo.

Rivas renunció el 1 de abril y ahora trabaja para una organización local de defensa de los trabajadores.

Respuesta deficiente del estado

Esta semana, los Departamentos de Salud y Agricultura de Carolina del Norte emitieron recomendaciones a las procesadoras de comida para la protección de la salud de los trabajadores. Esas medidas incluyen días de baja remunerada, la comunicación diaria del número de casos en la planta, y la entrega de material de protección por parte de la empresa.

Aun así, activistas locales critican la falta de acción de las autoridades. “La respuesta llegó tarde. Podríamos haber prevenido el brote masivo que estamos enfrentando ahora”, dijo Ilana Dubester quien estima que los casos positivos en Mountaire Farms están “muy por encima de los 11 casos” reportados localmente. 

Desde el jueves están realizando pruebas en la planta de Mountaire Farms, según lo informaron medios locales, aunque ningún resultado oficial se ha comunicado todavía.

"Un empleado del sector de salud me dijo el viernes que han tenido más de 100 casos positivos en Siler City antes de que la planta empezara a ofrecer pruebas y que muchos [de los que dieron positivo] eran trabajadores de Mountaire o sus familiares", comenta Dubester, directora ejecutiva de El Vínculo Hispano, una organización que apoya a la comunidad hispana en ese estado.

A esto se suma el hecho que las leyes federales no obligan a la mayoría de las polleras a proveer una baja remunerada a sus empleados, por tener más de 500 empleados. “La decisión de dar días de baja remunerada queda en manos de la empresa”, dijo Clermont Ripley del North Carolina Justice Center, una ONG local que apoya a personas de bajos recursos.

Aunque fuentes locales informan que el estado de Carolina del Norte estaría a punto de anunciar un plan masivo para realizar pruebas de COVID-19 en todo el estado, la falta de acceso a pruebas es otra preocupación que enfrentan estos trabajadores, considerados esenciales por mantener operativa la cadena de alimentos en época de pandemia.

“Yo estoy arriesgando mi vida para alimentar a este país. Y cuando necesito un test, me dicen que no”, dijo Boris Neira, quien contrajo la enfermedad. Este residente de nacionalidad cubana, que trabaja en Butterball, llamó a la línea de atención medica del estado y en dos oportunidades rechazaron su solicitud de realizarse una prueba de coronavirus hace dos semanas. La empresa requiere un comprobante de prueba para que sus empleados puedan tomar dos semanas de baja remunerada por enfermedad.

“Estás viendo en la televisión que están muriendo miles de personas diarias. Tu mente empieza a volar y piensas que te vas a morir. Te pones muy alterado. Y te dicen en tu cara que tienes que estar muriéndote para hacerte el test”, dice Neira, cuya esposa, sus dos hijos y su nuera contrajeron el virus.

Por su parte, una trabajadora de la misma empresa, que se encuentra en cuarentena en casa, señala: “A uno lo tratan como si nos estuvieran regalando el dinero que estamos ganando con tanto sacrificio. Necesitamos nuestro trabajo pero ellos también nos necesitan a nosotros”.

*Los nombres de Rosa Gutiérrez y Beatriz Alonso son seudónimos.

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