_
_
_
_
_

El Gobierno de Colombia da un golpe al ELN y anuncia la muerte de uno de sus jefes

El Ejército y la Policía abaten a ‘Uriel’ en un operativo contra un campamento ubicado cerca del Pacífico en el que había menores

Catalina Oquendo
Fotografía de archivo sin fechar cedida por la Fiscalía de Colombia que muestra al guerrillero Andrés Vanegas Londoño, alias "Uriel".
Fotografía de archivo sin fechar cedida por la Fiscalía de Colombia que muestra al guerrillero Andrés Vanegas Londoño, alias "Uriel".Fiscalía de Colombia (EFE)

Tras más de dos años del atentado terrorista contra la Escuela de Cadetes de la Policía, que dejó 22 muertos, el Gobierno de Iván Duque ha dado un golpe a una de las figuras más mediáticas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa en Colombia. Andrés Felipe Vanegas, alias Uriel, fue abatido en una acción conjunta del Ejército y la Policía en el selvático municipio de Nóvita, en el departamento del Chocó, en la costa oeste de Colombia.

Se trataba del tercero al mando de la estructura del llamado Frente de Guerra Occidental y aunque, según los analistas, su muerte no acaba con el frente guerrillero, sí representa un “objetivo de alto valor” para las Fuerzas Armadas, que se encuentran en medio de una crisis de credibilidad por el aumento de las masacres y denuncias de abuso de distinto tipo. “Ha caído una de las figuras más visibles de esa organización terrorista. Pero además, un delincuente que utilizaba los medios sociales, las redes sociales, para hacer apología del delito”, dijo el presidente, Iván Duque, en una conferencia de prensa.

Mediático y radical, opuesto a la posibilidad de negociaciones entre el ELN y el Gobierno -descartadas por Duque-, Uriel era un viejo conocido entre los periodistas a los que solía llamar o enviar audios y videos con declaraciones de la guerrilla. En los medios de comunicación nacionales sorprendía por qué si era tan activo en redes aún no había sido capturado. Sobre eso, el comandante de las Fuerzas Militares, Fernando Navarro, dijo que “fue un operativo que requirió de paciencia y persistencia, más de un año con una larga infiltración por la selva chocoana”.

Sin embargo, la última de las comunicaciones públicas de Uriel lo puso aún más cerca en el radar de las autoridades. A finales de septiembre, habló sobre las protestas del 9 y 10 de ese mes contra un caso de abuso policial, que destruyeron 50 Comandos de Acción Inmediata de la Policía (CAI) en Bogotá. En un audio que circuló a través de redes sociales, dijo que el “ELN apoya todo estallido de rebelión y protesta contra el sistema” y que los CAI eran “centros de tortura”. El Gobierno afirmó que esa era la prueba de la infiltración de ese grupo armado en las revueltas que dejaron 13 muertos presuntamente a manos de la Policía y que estas no fueron espontáneas sino premeditadas y coordinadas. Pero en una de sus entrevistas a Caracol Radio, alias Uriel dijo que “no sería correcto decir que el ELN es quien protagoniza las diferentes manifestaciones y movilizaciones y conatos de asonada que se presentan en el país”, pero que sí estaban “pensando en las ciudades”.

Aunque el guerrillero abatido no tenía mando sobre los frentes urbanos, según el comandante de la Policía, el general Óscar Atehortúa, era el encargado del reclutamiento de jóvenes en varias ciudades y gracias a comunicaciones con ellos lograron ubicarlo. “La neutralización de Uriel es un golpe estratégico contra sus intenciones de desestabilizar las ciudades”, agregó el Ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.

Por eso, este operativo significa también para el gobierno una manera de reforzar la idea que promueve el ministro de que la guerrilla tiene infiltradas las protestas, algo que ha sido rechazado por distintos sectores políticos por considerarse estigmatización al movimiento social. También le permite al Ministerio de Defensa contestar las críticas de varios senadores acerca del incremento de la guerrilla del ELN en los dos años de mandato de Duque. “Al comienzo de Duque, en cifras oficiales, el ELN tenía 1.500 hombres en armas; el año pasado eran 2.000 y ahora son 4.500”, dijo el congresista Roy Barreras, durante un debate político al Ministro el viernes anterior.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Menores en el campamento

El operativo contra alias Uriel también se vio envuelto en una polémica por la presencia de menores de edad en el campamento. El general Navarro confirmó que el guerrillero estaba rodeado de 15 integrantes de esa guerrilla y entre ellos había dos niños “que no hacían parte del ese grupo”. Agregó que por esa razón “tomaron todas las medidas en el marco del Derecho Internacional Humanitario”. El grupo armado se los llevó en su huida, según Navarro.

La precaución con la que actuaron en este caso tiene que ver con que en 2019 se conoció que el entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, ocultó la muerte de ocho menores de edad en un bombardeo contra el campamento de un disidente de las FARC. Y, recientemente, el congresista Barreras también denunció que, de acuerdo a informes de Medicina Legal, no se trató solo de esos jóvenes, sino que al menos 36 menores de edad han muerto en operativos del Ejército en todo el país.

El gobierno de Iván Duque precisó que el operativo se llevó a cabo con un francotirador y aseguró que entregarán una recompensa de 500 millones de pesos (cerca de 130 mil dólares) a quien entregó detalles sobre la ubicación del guerrillero. Aún queda por ver cómo este golpe impactará el frente de la guerrilla que aún mantiene a sus dos comandantes, alias Fabián y alias El Indio, que aterrorizan a la población chocoana. “La muerte de Uriel es más un golpe mediático y localizado que uno de magnitud estratégica para el ELN. Uriel no pertenecía a los órganos de dirección de esa guerrilla y sus declaraciones no representaban a la organización”, apuntó en sus redes Juan Carlos Garzón, director del Área de Dinámicas del Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_